Ver a Mónica Fuquen de frente es volver a confirmar que la belleza de una persona no radica sólo en su voz o en su muy cultivado interior. Su luz propia trasciende al rostro, a la viveza de sus ojos que capturan sin mucho esfuerzo la atención.
Con los pies descalzos, se sube a su sofá azul cerúleo, toda calmada y hasta con un aire etéreo. No tardamos en comenzar la conversación y descubro que anda contenta, porque ya es abuela.
Mónica habla con un tono firme y a la vez gentil, vestigios modificados de sus tiempos como abogada. En la actualidad, quien fuera artista nominada al Premio Grammy Latino por Mejor Álbum Instrumental 2014 por su álbum Esferas de creación, comparte conmigo un mismo tiempo y espacio para hablar de sanación y el camino de transformación que recorre casi sin esfuerzo.
“En 2008 tuve muchos cuestionamientos sobre quién yo era y lo que estaba haciendo en este mundo. Iba a un curso a de reiki, a uno de cristales, diferentes cursos para tener un remanso en mi vida”, relata.
Por años, la vida como defensora en el sistema público y privado en Colombia le había propinado mucho estrés y otros problemas físicos. No fue hasta que una amiga la invitó a una sesión de energía y vibración con un maestro iraní que encontró las fuerzas para alterar el rumbo de su vida.
“Él siempre me cerraba los ojos y yo no los podía cerrar”, dice al recordar cómo el maestro le invitó a encontrar su propio sonido, no mediante un recital de letras sino confiando en la liberación de su propia voz.
“Yo sentía el canto de la libertad. Ese canto de libertad fue tan hermoso que empecé a experimentar armonía en ese momento,” pausa para añadir una nueva dimensión a este momento revelador. “Yo sentí el soplo de Dios en mi garganta”.
Según expone la ahora terapeuta del sonido y organizadora del Festival Luz y Armonía, “de ahí empecé a cantar todos los días y a dejarme llevar por esos sonidos que me sacaron de la vida profesional. Y, en el 2010, decidí que me iba a dedicar a las terapias alternativas y en especial de sonido”.
Con su canto, Mónica ayudó a curar a su esposo de un tumor en el páncreas. Los doctores no supieron explicar el cambio en el diagnóstico pero los cantos del alma o soul chanting que Fuquén practica, y en especial la versión de Ave María de Franz Schubert, ya habían logrado cautivar a muchos en el hospital.
“Nunca se supo, el doctor decía esto no lo puedo denominar milagro esto fue lo que sucedió pero lo que usted hace siga haciéndolo. Y él sale adelante de esta situación pensando que su vida era sincrónica y reconocimos que el colectivo tiene una fuerza en la oración”, explica. “Si mi esposo y yo no podemos contener esto tan fuerte pues el que contiene esto es Dios o los seres invisibles que forman parte vital de nuestra vida visible”.
Su esposo estuvo tres meses en el hospital y ella seguía cantándole todos los días. “Me empezaron a llamarme de habitación en habitación de cántenos el Ave María y yo terminé cantando el Ave María para esa clínica…¡hasta en la misma le canté! Y le prometí a Dios cuando salimos de allí hacer este canto del Ave María a todos los enfermos que me lo pidieran”, dice. Hoy ya ha incorporado el canto carnático para los bebés. “Los milagros sí existen.”
La tallerista de “El sonido de la voz interior” ha lanzado una trilogía de discos musicales profesionales Sonido del Alma, Esferas de Creación y Volver al Amor. Tres álbumes increíbles que exploran con gracia y un toque onírico la energía masculina, la femenina y su última obra, un tributo al balance de ambas en una travesía por el cosmos.
En 2014, su segundo disco Esferas de creación fue nominado al Premio Grammy Latino por Mejor Álbum Instrumental validando que la voz era en sí un instrumento y que para cantar no se necesitaban letras y palabras sino «dejar sonar el alma.»
La colombiana tiene en planes a futuro de organizar una nueva edición de Festival de Luz y Armonía, dedicado a la música consciente, en Bogotá para transmitir a las personas que pueden usar su voz para sanar heridas emocionales y enfermedades físicas y mentales. Sin embargo, ahora está enfocada en su nuevo rol como abuela y conociendo cómo ayudar con su canto a bebés y mamás.
Descubrir el poder de la voz la ha llevado a educarse en múltiples países y con grandes iluminarias sobre las cuerdas vocales, que son un instrumento musical más, para aprender más de ella misma y ayudar, a su vez, a sus pacientes. Ha tomado la iniciativa de educarse por encontrar que el canto propio de cada cual es un idioma significante, no necesariamente simbólico.
«Este canto lo que genera son sonidos, bases que hacen que todo tu ser y todo tu sistema celular genere armonía y esa armonía es lo que nosotros, los latinos y en el mundo entero llamamos sanación, por eso se llama soul chanting o cantos del alma.»
La vida de Mónica se ha transformado “totalmente” desde su empoderamiento hasta el trato de hacia su pareja, hijos y círculos de influencia, un efecto multiplicador con el potencial de cambiar a millones de personas.
Al conocer el canto propio y emprender activamente el “soul chanting”, Mónica concluye invitándome a su consultorio impresionante y presentándome un conglomerado de campanas, cuencos e instrumentos.
Como ser de luz, la artista invita a todas las personas a conocer “estos sonidos que hacen que todo tu ser celular genere armonía y eso es lo que nosotros los latinos llamamos sanación”.
(Fotos y vídeo por Nelson Restrepo)