Al perderlo todo, perdemos el miedo también. Y esa sensación de destrucción es pura y universal porque del estallido, del caos de la energía nacen las estrellas.
Hoy una colega me recordó cómo se creaban las supernovas. Para que brillen con tal intensidad necesita ocurrir una explosión de una estrella enana blanca que con su luz puede eclipsar toda una galaxia.
También me recordó la diferencia entre rendirse y tirar la toalla. Rendirse es mejor porque es reconocer que no tienes todo el control y te rindes a una fuerza superior. Aceptando que tu forma de hacer las cosas no es necesariamente la mejor forma para hacerlas. Tirar la toalla es soltarlo todo lastimando tu ser superior y pensando que el universo te castiga porque no eres suficiente y tus sueños tampoco lo son.

A este punto ya no queda nada, queda el todo de lo nuevo y el punto de quiebre por llegar. Yo no quiero culminar contándoles lo duro que ha sido y lo mucho que duele este proceso, al contrario, quiero reafirmarles el alivio que llega con la gratitud y con la fe.
Cuando drenas quién fuiste, tienes el espacio libre para construirte de nuevo. A tod@s l@s que han llegado a la cúspide del sufrimiento, los invito a soltar, confiar.
Estallen hasta ser supernovas.
“Sólo en la prueba de fuego se sabe si el acero es real”.