¿Y qué hacemos con la basura radioactiva?

Por Natalia A. Bonilla Berríos

«Admirar el poder nuclear». Esa frase del ex-presidente de Estados Unidos, George W. Bush, en una conferencia del G8, el 5 de julio de 2008, ganó aplausos por parte de los científicos al igual que críticas provenientes de los ecologistas. Ambos grupos están de acuerdo en un factor común; los primeros, conocen de las consecuencias de fomentar la energía nuclear, pero son los segundos, los que protestan para que se tome acción contra los desperdicios radioactivos que estos generan.

Según reporta la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés), cada 18 meses las plantas nucleares deben remover y reemplazar el uranio utilizado como combustible. Éste, debido a la constante fisión que ocurre en los reactores, se desgasta y por tanto, se convierte en basura nuclear.

Pero el gran dilema que enfrentan los países que han adquirido uno de los elementos esenciales para la construcción de una bomba atómica, es encontrar un lugar adecuado para depositar estos residuos.

«Todos los vertederos hoy existentes son inseguros, verdaderas bombas de tiempo», aseguró Asaf Durakovic, director del Centro de Investigación Médica sobre el Uranio.

Desde barriles en el fondo del mar hasta naves espaciales que permanezcan lejos de la Tierra, son de las pocas ideas que no han podido ser implementadas por el costo económico y ambiental que conlleva. Es por ello, que la Comisión Reguladora de Energía Nuclear en conjunto con el Departamento de Transportación de Estados Unidos están trabajando en un vertedero que sirva de hogar para enterrar las 2,000 toneladas métricas que producen anualmente la considerada, “energía limpia del futuro”.

Aunque esta opción tiene una base más concreta que las anteriores, no resuelve la incógnita más importante: ¿qué pasa con el uranio y el plutonio desgastado, si se estima que tardan cientos de años en perder por completo su poder reactivo? La respuesta es sencilla para Estados Unidos: no tratarlos.

Un pase al cementerio nuclear

En uno de los terrenos aislados de los casinos y la figura de Elvis Presley de Las Vegas, Nevada, se encuentra una loma, lista para la construcción. Bush, predecesor de Obama, aprobó el 23 de julio de 2002 la creación de un depósito nuclear permanente en la Montaña Yucca, a la que el Departamento de Energía (DOE) considera podrá abrir sus puertas en el año 2012.

El material, de baja o alta concentración, será enterrado en una red de túneles subterráneos en esta tierra desértica para aminorar cualquier impacto negativo a la civilización. El proyecto, que ya ha gastado más de $9 billones aproximadamente, se espera que alcance un total de $96 billones cuando finalice el Programa en el 2033.

No obstante, con la crisis económica, el 2009 no se augura como uno prometedor para continuar la inversión. Ya que, a pesar de que Obama ha asignado $3.2 billones al DOE para la creación y el mantenimiento de fuentes alternas al combustible, ésta agencia no tiene en sus planes trabajar en la basura radioactiva sino en construir 24 plantas nuevas.

De acuerdo a Durakovic, aún cuando 40,000 toneladas de combustible son liberadas por estos reactores, hay una cifra más alarmante. Medio millón de metros cúbicos de estos residuos de alto nivel son suscitados por las armas nucleares. Armas, que Obama, en su discurso de Praga, llamó a eliminar su producción y proliferación.

Desde el 1998, la Montaña Yucca está en controversia, cuando inicialmente fue propuesta como posible vertedero nuclear. Organizaciones en pro del ambiente, como Greenpeace, han alzado su voz en protesta, considerando a estos residuos, demonios indómitos de la energía nuclear.

Actualmente, tres cuartas partes de los desperdicios nucleares permanece en depósitos temporeros distribuídos en 50 países, la mayoría pertenecientes al Tercer Mundo. La realidad es que enterrar los materiales desgastados es mucho más económico que tratarlos químicamente para lograr que sean reusables. Al final, una baja actividad sísmica en el área permanente es recomendada para evitar la reacción de estos elementos, que pueda implicar pérdidas millonarias y sobre todo, humanas. En este aspecto, para tranquilidad de los estadounidenses, la Montaña Yucca cumple con la promesa.

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Un drama social sin solución aparente

Por Natalia Bonilla

Sus servicios tienen precio, pero trabajan para alguien más. Algunos, no obtienen renumeración por sus labores. Otros, viven sumidos en el miedo de ser castigados; y la mayoría de ellos, apenas alcanza el duodécimo grado. Ese cuadro desolador podría pensarse, sucede en países del Tercer Mundo, jamás en naciones industrializadas que podrían con sus recursos, combatir el tráfico y la trata humana, la nueva versión de esclavitud en el Siglo XXI, según definiera Aministía Internacional.

Generando de 10 a 32 billones de dólares anualmente, la trata humana es el tercer delito más lucrativo del mundo, luego del tráfico de armas y drogas. Actualmente, no existe una ley ni política pública a nivel estatal que reconozca el crimen. Dicha preocupación ha llevado a César A. Rey, profesor de escuela graduada de la Facultad de Administración Pública de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, a realizar una investigación sobre la problemática que sufre el síntoma de “invisibilidad” en Puerto Rico.

“Los casos que salen a la luz pública son decenas, y los que no, son los más preocupantes”, explica el experto que en conjunto con la Universidad John Hopkins y la Fundación Ricky Martin, ha podido completar su primera fase de estudio.

Como no se ha definido concretamente el delito, esto ha conllevado a que surjan “torpezas de acción en ambas jurisdicciones”. Aunque Estados Unidos ha dedicado un comité especializado en la Agencia de Seguridad Nacional (Homeland Security) desde el 2002, para aminorar la práctica, el informe de progreso del 9 de septiembre de 2008 resultó poco alentador. Cuesta mucho tiempo investigar y seguirle la pista a las cabecillas de estos negocios que comprenden desde el tráfico de personas y órganos de un país a otro, como la prostitución y esclavitud de mujeres y niños.

El profesor César Rey presenta
la primera parte de su investigación sobre la
trata humana en Puerto Rico.
Foto: Natalia Bonilla

En la Isla, Rey considera que ampararse bajo los estatutos de la Agencia no es suficiente. “Aquí se desconoce la magnitud del problema”, y sin revelar más detalles de su trabajo por propósitos de privacidad, hace mención de “la impotencia que emiten las fuerzas gubernamentales”, a las que ya ha entrevistado en par de ocasiones.

Existen varios conflictos que atentan con el reconocimiento de la trata humana no sólo en Puerto Rico sino en el propio Caribe. Entre ellas, la más preocupante para Anthony P. Maingot, profesor emérito de Florida International University, es la negación. “¿De qué vale recomendar nuevas leyes, si no hay conciencia?”. Esta ignorancia responde a lo que describe como “verguenza colectiva” de un pueblo que no quiere compararse con países menos afortunados.

Este conflicto social ataca los sectores más vulnerables, las mentes maleables de una joven generación y los sueños de progreso de miles de inmigrantes del continente americano que arriban a la Isla. Por ello, Rey reconoce que las pocas incidencias que han sido difundidas a las masas mediante los medios de comunicación, dejan un rastro si bien tenue al menos visible de que el tráfico y la trata humana ocurre. Mas, entre sus objetivos está que el gobierno vigente tome acción ante el crimen que va en contra de los artículos 3, 4 y 5 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El conflicto no sólo puertorriqueño sino global, que debe atenderse con urgencia ya que lo define como “perverso, en todas sus dimensiones”.

Prometedoras, las 100 horas de observación

Por Natalia Bonilla

La matemática no falla y por ello, serán exactamente 96. En cuatro días, Puerto Rico y otros 130 países, compartirán el mismo cielo con el evento “100 Horas de Astronomía” que se celebrará en los predios del Castillo San Felipe del Morro y el Museo de San Juan.

Del 2 al 5 de abril, tanto los astrónomos como el público en general, seguidor de esta ciencia, podrán realizar observaciones libre de costo con telescopios ópticos que proveerán los miembros de la Sociedad Astronómica de Puerto Rico y de la Sociedad Astronómica del Caribe en dichas áreas del Casco Metropolitano.

Para complementar la travesía visual, el viernes 3 de abril a las 10 p.m., todos los participantes tendrán la oportunidad de observar un vídeo de 24 horas de duración en el cual el Observatorio de Arecibo fue seleccionado para aparecer en “Alrededor del Mundo en 80 Telescopios”. Como introducción, se transmitirá una pequeña filmación alusiva al tema creada por estudiantes de la Universidad de Puerto Rico (UPR) bajo la supervisión de Carlos Malavé, profesor de la Escuela de Comunicación del Recinto de Río Piedras.

Nuestra Isla, en el proyecto cúspide del Año Internacional de Astronomía, contará por vez primera con una réplica del “Rover”, robot explorador que actualmente se encuentra con dos copias, Spirit y Opportunity, recorriendo la superficie de Marte. La misión de los “Mars Rovers”, por cinco años continúa siendo la búsqueda y análisis de rocas y suelos que puedan contener pruebas de la presencia de agua en el denominado planeta “rojo”. La exhibición del vehículo duplicado será en el patio interior del Museo de San Juan.

Se espera que esta actividad llegue a ser el “evento de divulgación científica más grande en la historia con la participación de más de un millón de personas”, según destacan Carmen Pantoja y Mayra Lebrón, profesoras del Departamento de Física y Astronomía de la UPR-RP, ya que hay más de 1500 funciones registradas en las 130 naciones partícipes.

La agenda de “100 Horas de Astronomía” pretende, no sólo mostrar nuevos datos sobre Marte y orientar sobre estrellas tan cercanas como el Sol, sino que también tiene como propósito unir a los puertorriqueños con la comunidad internacional curiosa de descubrir el Universo.

The dilemma of reporting from the Gaza Strip

By Natalia A. Bonilla

For her, as well as a whole lot of others, it was difficult to get in and almost impossible to get out. While the Israeli government controlled every access towards the Gaza strip, Laila El-Haddad was first seen as a Palestinian rather than a journalist.

In a conference held by the Centro para la libertad de Prensa de Puerto Rico, the reporter spoked about her demeanors on the conflict zone and how difficult was for her to keep portraying, as she called, the humanistic crisis.

“There was never the intention to pull out the troops or to start a negotiation”, says the reporter who covered the most recent war on these two regions for the television channel Al Jazeera. “It has become a concentration camp” where Israeli troops have acted as a “vacuum in Gaza provoking chaos and anarchy.”

It can be established that the mother of two and freelance journalist, faced the fear of not coming out alive. Receiving most information about the suffering in Gaza from her family members living there, El-Haddad has portrayed those experiences in her blog “Raising Yousuf and Noor: Diary of a Palestinian Mother”.

She thought of Gaza as a “cage of hamsters” where liberty is unknown beyond the strip. Beyond, even from the safety of their own homes, because since the warfare was declared in December 2008, another battle is held between families, such as her own. Psychological threats have been aimed to her parents, “they received calls from people saying their time was running out.”

Looking back to the years she spent in what is now, a vulnerable field in which 1500 civilians had perish their lives, the freelance journalist, now living in the United States, refers to September 2005 as the date on which diplomacy weakens and peace is longtime waited for.

She remarks “the start of Israel unilateralism, (attacking) without explaining what the motives are, acting without any regards.”

The disengagement seen in the international atmosphere in order to stop what has been feared as 21st century genocide is appalling. The U.N. troops couldn’t even reach the first couple of days to bring medical aid and humanitarian services to the zone.

“It’s urgent the media activism” for these life-threatening circumstances, she explains leaving behind the slightly hope that 2009 will come with positive changes towards the region now that president Barack Obama has taken office. She says, “Palestinian does not feel it would make such difference.” Although she thinks in comparison with the past administration, “he is willing to actually engage and push things forward”.

Cubrir Gaza: la agonía que genera la frontera «ficticia»

Foto por Natalia Bonilla
Foto por Natalia Bonilla

Por Natalia A. Bonilla Berríos

Era díficil la entrada y casi imposible la salida. Necesarios resultaban los permisos controlados por el gobierno judío que primero la veía como palestina y luego como periodista. Con tal testimonio, Laila El-Haddad, reportera nativa de Gaza que cubrió varios ataques contra su ciudad, plasmó su legado.

Parecía quedar atrás el estereotipo del “palestino terrorista” para abrir paso al diálogo entre culturas, unidas para entender la agonía que persigue a los civiles en dicha región, que la reportera describió como no más grande que el municipio de Arecibo y con 14 veces más población.

En dos salones atestados de público en la Universidad de Sagrado Corazón, la reportera que cubría para Al Jazeera y que mantenía el blog “Raising Yousuf and Noor: Diary of a Palestinian Mother” expuso el sufrimiento de los suyos y compartió en inglés con los presentes, sus experiencias en la Franja.

Pudiera decirse que la madre de dos hijos, enfrentó el reto de salir airosa del cautiverio que definió como una “jaula de hamsters” donde se desconoce la libertad más allá de la frontera. Más allá del límite incluso de los propios hogares, ya que desde la Guerra declarada entre los dos países, a finales del 2008, otra batalla se libra en las casas. Una batalla sicológica de la cual ya han sido víctimas sus progenitores; “llegaron llamadas a mis padres diciendo que su tiempo había llegado”.

Todo a cuestas de que según recalcó, Israel tomara una postura unilateralista en la región desde septiembre del 2005 provocando ataques inesperados sin otorgar ninguna explicación. El-Haddad se refirió a los últimos conflictos bélicos como “una aspiradora para Gaza, que sólo genera caos y anarquía”.

Ante la larga lista de preguntas, la periodista independiente enfatizó en el rol de los medios de comunicación y cómo son necesarios para denunciar estos conflictos. “Retratar la realidad tal y como es”, así declaró su misión con el Internet, y despejó a su vez, cualquier duda sobre su objetividad al recibir información de la Guerra mediante sus familiares.

La conferencia que definiera Luis Alberto Ferré Rangel, copresidente del Centro para la Libertad de Prensa en Puerto Rico-auspiciador del evento-como de “interés humanístico, politico y mundial”, cumplió sus objetivos de llevar la clara percepción de un pueblo marginado.

Un territorio que en dos meses ha pagado la cuota de 1500 civiles y al que se le ha negado la electricidad, los servicios médicos y la ayuda humanitaria antes de la orden de cese al fuego.

“Es urgente el activismo mediático” en estas circunstancias, explicó El-Haddad en una de sus respuestas finales al público e instó que con las nuevas tecnologías de comunicación es posible sobrepasar los límites que nos diferencian.