
La agencia mexicana, enfocada en programas de asesoría y capacitación, busca generar un cambio sistémico en el que los fondos sean dirigidos a proyectos sustentables y socialmente diversos conscientes de su legado.
Por Natalia Bonilla
A partir del profundo impacto socio-económico que ha tenido la pandemia COVID-19, organismos internacionales y locales han iniciado diálogos sobre posibles modelos económicos alternativos y sus efectos positivos o negativos en el Planeta Tierra.
Para Laura Ortiz Montemayor, CEO de la empresa consultora SVX MX (Social Venture Exchange México), la brújula ya indicaba el camino a seguir desde hacía más de cuatro años.
“En 2008, justo en el año de otra gran crisis financiera, entré precisamente a trabajar por primera vez en un banco y me tocó aprender finanzas desde la perspectiva de la inversión privada y ver toda la catástrofe financiera desde ese punto de vista. Me fui moviendo poco a poco a los fondos de tesorería y seguía siendo la misma perspectiva: hacer que el capital se reprodujera infinitamente sin necesariamente tomar en consideración todas las consecuencias y externalidades de manera directa, explícita y responsable”, dijo Ortiz Montemayor.
Tras participar de la voraz competencia que existía en múltiples divisiones financieras, la ex banquera comenzó a experimentar percances de salud incluyendo un ataque de pánico, lo que la llevó a replantearse “si yo realmente había venido al mundo para hacer más rico al rico o si había otra cosa que yo quería dejar”.
Al conocer la metodología de las inversiones de impacto y la banca ética, Ortiz Montemayor adaptó el modelo y la estrategia de SVX en el mercado de su tierra natal.
SVX es un modelo que nació en Canadá como parte del MaRS Centre for Impact Investing en colaboración con la Bolsa de Valores de Toronto para potenciar las inversiones de impacto en mercados desarrollados o emergentes, un término relativamente nuevo para muchas personas.
Según el Global Impact Investment Network (GIIN), “las inversiones de impacto se realizan con la intención de generar un cambio posible, medible y ambiental a la misma vez en que se hace un retorno financiero”.
Por su parte, la especialista mexicana define el concepto como “una metodología o disciplina de inversión, es decir que en las inversiones normales se toman las decisiones entre riesgo y rendimiento y a veces en cuanto a liquidez, o sea qué tan rápido tengo de regreso el dinero. Las inversiones de impacto lo que toman en cuenta es sí el riesgo, sí el retorno y sí el impacto social positivo y negativo,” explicó.
Se estima que el mercado de inversiones de impacto estaba compuesto de más de 1,720 organizaciones que administraban unos $715 mil millones de dólares (unos $114 mil millones aproximados en inversiones en Latinoamérica) para finales de 2019, según el informe anual 2020 de GIIN.
Hasta la fecha, SVX MX ha catalizado unos 3.5 millones de dólares en transacciones para empresas sociales de etapa temprana y educado a más de 240 inversionistas y 180 emprendedores en sus múltiples clases y su programa de seis semanas Regenera Academy.
Regenera Academy es un diplomado presencial y ahora en línea para personas de diferentes disciplinas interesadas en conocer qué es la inversión de impacto, cómo se ejecuta y cuáles son los actores claves del ecosistema en México y Latinoamérica.
Uno de los principales atractivos de la capacitación de 13 módulos –que comenzará una nueva edición el próximo 28 de septiembre– es la introducción a la economía regenerativa y las finanzas climáticas.
“Para nosotros la regeneración es una dirección muy clara que queremos tomar que sí reconoce las heridas sociales y ambientales y las intenta restaurar. No es nada más dejar de dañar y hay que dañar menos sino hay que cambiar por completo, hay que sanar y nutrir y regenerar”, dijo la fundadora de SVX MX.
Ortiz Montemayor considera que la pandemia ha representado un punto de inflexión en el que los múltiples actores económicos deberán decidir cuán sostenible es el futuro que quieren construir.
Comúnmente se asocia la palabra inversionista a figuras con un alto poder adquisitivo, sin embargo, a diario cada persona invierte su tiempo, energía y dinero en causas, productos y servicios.
El impacto no sólo se ve en “el voto con la cartera” sino también en la forma en que un comportamiento puede ampliar un efecto positivo o negativo.
Partidaria de la frase de Marcel Proust “Aunque nada cambie, si yo cambio, todo cambia”, la fundadora de esta empresa B reconoce que, aunque hay una resistencia a modificar la forma en que se conoce y ejerce el capitalismo, hay que encontrar y crear la coyuntura para la enseñanza y el poder de contar historias.
“No debe haber historias sin números y no debe haber números sin historias porque ahí es donde empezamos a ligar la razón con el corazón y la queríamos divorciada. En el tema profesional quieren que solo pensemos con la cabeza cuando no es cierto, todas nuestras decisiones vienen de nuestras emociones y nuestras decisiones financieras más”, dijo Ortiz Montemayor.
Con una especialización en cambio climático, equidad de género y diversidad, la empresa prevé continuar abriendo caminos para cambiar la mentalidad de escasez a una de abundancia en la que se busque el bienestar de los sistemas vivos y satisfacer las necesidades de todas las personas en vez de las ambiciones de algunas pocas.
Para más información visita: https://svx.mx
Crédito de Foto: SVX Mexico