Las diosas que hay en ti


Hace unos años leí el libro Goddesses in Every Woman, escrito por la psicoanalista Jean Shinoda Bolen. No sería años después que comenzaría a encontrar paralelos en el comportamiento de mujeres a mi alrededor: clientas, familiares, amigas, emprendedoras…

Patrones que me llevaron a cuestionar si ciertos arquetipos estaban activados y si, más que creer en la mitología, esta simplemente era una forma atractiva de “empaquetar” una serie de pensamientos, sentimientos o actividades.

Antes de continuar, si te preguntas… ¿qué son los arquetipos? La teoría más común toma de referencia el trabajo del psicoanalista Carl Jung. Jung argumentaba que los seres humanos activábamos o actúabamos según roles e ideas universales. Nuestro pensamiento, comportamiento y estilo-visión de vida estaría influenciado por las ideas o actitudes (inculcadas o elegidas) que más resonaran con nosotros. 

Recientemente,  releí el libro con otros ojos y encontré en ese proceso de introspección que así como hay muchas vidas y muchos maestros como decía Brian Weiss, así también las mujeres experimentamos la activación de múltiples “diosas” según la etapa de nuestra vida en la que nos encontremos.

Claramente, existe la posibilidad de que vivamos un arquetipo en exceso y nos refugiemos en él.

Existe la posibilidad que experimentemos retos y oportunidades con cada arquetipo o que nos sintamos aferradas o estancadas en el comfort zone o aterradas de explorar otras energías, otras formas de ser o de vivir la vida.

Lo aconsejable, y eso lo dice tanto Bolen como Cherry Gilchrist, es que nos abramos a desarrollar varios arquetipos, múltiples formas de ver, experimentar y sentir el mundo.

A continuación encontrarás un resumen de las diosas que hay en ti y te comparto algunas lecturas súper recomendadas para iniciar la exploración o cultivar aún más tu camino evolutivo:

Artemisa

Representa el espíritu indomable de las mujeres. Su imagen de cazadora demuestra la independencia, la capacidad de elegir y  alcanzar todo lo que se propone. Al activar este arquetipo, el enfoque está en las metas y no en las distracciones, en la competición y el liderazgo y no en el mundo de los sentimientos o la reflexión. Artemisa dota de mucha valentía y autonomía pero también, un exceso de esta energía puede bloquear emociones  y privilegiar objetivos. Es importante balancear este arquetipo con otro que permita explorar la vulnerabilidad como el arquetipo Afrodita que provee más agua a la tierra que Artemisa representa.

Afrodita

Representa la creatividad, la belleza y el deseo natural de las mujeres de conectar a través de su intuición, sensualidad y sexualidad. Su imagen de la diosa Venus la convierte en un imán de deseos, sueños y personas. Al activar este arquetipo, te abres a la rápida manifestación, las emociones intensas y ser objeto de admiración, afecto de otras personas. Afrodita dota a las mujeres de la magia que viene con aceptar su mundo interno, confiar en su intuición, compartir el momento presente y vivir al máximo cada situación. Es importante balancear este arquetipo con Artemisa,  Demeter o Athena porque un desbalance de esta energía puede llevar a la auto-crítica, la sensibilidad a los juicios de los demás, el temor a la vejez, una sensación de que su único poder provee de su sexualidad.

Atena

Representa la sabiduría, el mundo intelectual por encima del emocional. Su imagen de sabia también es complementada por la confianza que viene de ser la hija de “papá” o “mamá”. Al activar este arquetipo, la mujer privilegia la búsqueda de conocimiento y el trabajo arduo por alcanzar las metas. Mientras Artemisa tiene una energía exploradora de cazadora, líder o atleta, Atena explora para entender cómo cada conocimiento puede apoyar su estrategia o ayudarle a alcanzar ciertos objetivos casi siempre alineados con emociones positivas como la felicidad, el amor o el arte. Es importante equilibrar este arquetipo con la energía infantil de Perséfone o la confianza de Hestia para evitar caer en la frigidez sexual o la indisponibilidad emocional. (Lectura recomendada: The Athena Doctrine: How Women (And the Men who Think Like Them) Will Rule the Future, John Gerzema

Deméter

Representa el instinto maternal. Su imagen de madre o cuidadora por excelencia complementa el arquetipo de Afrodita. Mientras Afrodita procrea, Demeter cría y alimenta. Al activar este arquetipo, la mujer puede proveer “nutrición” literalmente física como mental y espiritual a las personas que le rodean o sus relaciones en general. Demeter dota a las mujeres de paciencia, cariño, madurez y perseverancia. Un exceso de la energía de este arquetipo puede llevar a las mujeres a vivir en miedo de perder a quienes más aman, viéndolos como sus hijos o hijas. El miedo a la soledad, a “no ser necesitada”, puede dificultar su capacidad de amarse a sí misma, perdonar o dejar ir personas, relaciones, cosas o circunstancias. Es importante equilibrar este arquetipo activando la energía pura e inocente de Perséfone, su hija, o la vitalidad de Afrodita para fortalecer su amor propio.

Hera

Representa la lealtad, la soberanía, vida en pareja y la devoción a la familia. Su imagen de reina de su castillo permite a la mujer que la activa comprometerse con sus relaciones. Mientras la familia lo es todo para Hera, al vivir en este arquetipo ella pierde noción de su amor propio pues depende del amor que le provea su pareja y su familia para sentirse “completa”. Esta forma de sentir o actuar la hace vulnerable a las apariencias, al qué dirán y por ende, es fácil para ella desarrollar sentimientos negativos como celos o envidia de otras mujeres. Es importante balancear Hera con Hestia o Artemisa para evitar que la soledad y la comparación la vuelvan fría o insatisfecha.

Hestia

Representa la protección, la confianza, la paz interna y la introspección. Su imagen es de cuidadora de la casa, la que alimenta el fuego del hogar y vela porque todos estén seguros y con sus necesidades cubiertas. Al activar este arquetipo, la mujer es dotada de tranquilidad, está a gusto con sus relaciones y con su ambiente y se enfoca mucho en cultivar su mundo interno. Es una diosa que podemos ver activada casi siempre en personas introvertidas y sensibles. Es importante balancear este arquetipo con las energías de Artemisa y Atena para que ese trabajo interno pueda ser exteriorizado con liderazgo y confianza de la esfera privada a la esfera pública.

Perséfone

Representa la inocencia, la juventud y la luz de la primavera. Su imagen es de una joven doncella que, a diferencia de otras diosas, vive 3 transformaciones en su arquetipo. La historia de Perséfone es una de las más fascinantes y una de las más complejas de la mitología griega tras ser secuestrada por Hades y forzada a convivir con él en el Inframundo. Casi todas las mujeres somos criadas con este arquetipo, sólo que en la adultez algunas no logran desactivarlo y viven sus relaciones en base a este. Este arquetipo se enfrenta a tres activaciones: la hija de Deméter (pasiva, receptiva, vulnerable, víctima), la rebelde (creativa, irresponsable, toma riesgos y a veces cae en las garras de hombres dominantes o abusivos) y la reina del Inframundo (el terreno emocional), su más alta evolución. Al activar el arquetipo de reina, la mujer es capaz de demostrar una profunda fuerza interior, es creativa, empática y espiritual. Llegar a este plano sólo es posible luego de que Perséfone experimenta una terrible pérdida física o emocional que la lleva a madurar y tomar control sobre sus relaciones y realidad. Es importante balancear este arquetipo con la energía de Afrodita o Deméter, ambas le proporcionan a Perséfone la capacidad de crear y nutrir sus relaciones y proyectos. (Lectura recomendada: Persephone Rising, Awakening the Heroine Within, Carol Pearson

Espero que este artículo te sea de mucha utilidad, conocer estos arquetipos y trabajar con ellos ha sido muy fructífero para mí. Si te gustó este artículo, recuerda que ya está disponible en el blog el artículo complementario Los dioses que hay en ti, donde te resumo los arquetipos que activan los hombres.

2 Comentarios

  1. Acá prefiero la mitología celta. La mujer en sus tres etapas, la doncella, la madre y la anciana. No hay más.

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