Hoy te quiero hablar de las que se atreven a romper muchos moldes e ideas preconcebidas sobre: 1) el rol de la mujer, 2) el tipo de empresa que debemos o «podemos» formar para que tenga «éxito» y 3) la forma en que hacemos negocios.
A esas ideas que causamos disrupción le añadiría dos más:
1) el estereotipo del género en la vida pública y comercial, que nos pesa más a unas que a otras, y que dice no puedes emprender y ser «mujer» = «femenina», «chic», «sanadora» porque no te harán caso, no comprarán tus productos y «hay mucha envidia, tendrás mucha «competencia»,
2) la mentalidad de escasez, carencia, que nos imprimen nuestras sociedades o, según maestras espirituales, están en nuestro ADN (linaje, votos de vidas pasadas, etc).
Ambas son importantes pero en mi camino he aprendido que trabajar la primera ayuda la segunda porque sólo creyendo que VALEMOS como MUJERES podemos trabajar con más confianza sabiendo la luz que aportamos en nuestras iniciativas empresariales.
Los y las que siguen mi blog saben que yo veo las casillas como limitantes.
Queremos ponerle una categoría a ese Otro u Otra para entenderlo/a y, en muchas ocasiones, juzgarlo/a. Yo también he caído ahí, sigo trabajando en ello porque no es fácil salirse de ese lente cuando todos a tu alrededor también lo usan.
Este lente hiere porque si la persona se presenta con más de 1 casilla, «mujer + emprendedora + periodista + sanadora + bailarina», la reacción usual es querer cortarle las alas y decir «mija, decídete. ¿Qué eres?”.
Esa pregunta va más alineada a querer nosotro/as tener una respuesta, no en saber realmente quién es esa persona ni qué aporta a este mundo.
Es decir, con ese tipo de preguntas reducimos al ser humano a la unidimensionalidad. Porque si se es más de 1 categoría, se presume que no se puede ser buena en todas.
Al alimentar pensamientos así, no contemplamos la posibilidad de que se pueda ser mujer, maestra de meditación, profesora de universidad, facilitadora de círculo de mujeres y columnista de un periódico. O, diseñadora de modas, empresaria, bailarina de belly dancing, madre y más.
Mi invitación es que ampliemos nuestra mirada para reconocer en otras mujeres cuántas posibilidades de expansión tenemos por vivir.
Cuando nos permitimos ser, crecer y seguir nuestros deseos más intrínsecos.
Cuando no vemos en otras mujeres que nos están «comiendo el pastel» si tienen éxito porque eso sólo demuestra lo mucho que tenemos que trabajar en nuestra mentalidad de carencia.
Cuando vemos en otras mujeres una amiga, una aliada, una fuente de inspiración y sobretodo, alguien que al igual que tú tiene defectos.
Endiosar es un error muy común que nuevamente, no es feminista. Es ver a la Otra como mejor que yo cuando no es así. Todas tenemos un camino que recorrer, ella tiene obstáculos diferentes o iguales que tú. No tiene la obligación de mostrarlos ni tú tampoco tienes la necesidad de saberlos. Si sientes esa necesidad, te invito a preguntarte internamente, ¿por qué?
Si eres emprendedora holística o consciente, te invito a alejarte del miedo, la comparación y continuar vibrando en tu propósito.
Elige silenciar las voces ajenas para darle poder a la tuya.
No busques en las demás lo que te hace falta. Lo que ves en ellas, lo tienes dentro de ti. Celébralo.
Y si te animas un día, conforme sigas trabajando en tu confianza y sanación, tiende tus manos a otras mujeres.
Mientras más vibres y sanes tú, más aportarás al colectivo.
Mucha luz para tu andar hoy, mañana y siempre.