Día 5: Desequilibrio de energía masculina


¿Y ese desborde de energía? ¿Qué me cuentas de esa intensidad con la que emprendes una relación y las veces que asustas? ¿Esas ganas de tener todo con títulos, planes rígidos? ¿Ese deseo de controlar el resultado?

A veces, algunas personas, basan el querer en la satisfacción del ego. En que el otro o la otra, me reconozca. Me dé lo que yo quiero, pido, deseo para el tiempo que yo diga, estipule, crea.

Me deje ganar sin que, necesariamente, yo tenga que ceder.

Pueda manejar la relación, hacia dónde va y cómo va, sin mucha interferencia.

Porque si me lo permite, realmente me ama. Sólo así sabré lo que siente.

Hoy te invito a continuar la exploración de quien fuiste en tus relaciones y quiénes fueron o son los otros en ellas. Y esta vez, en este reto del Día 5, reflexiona si existió o existe un desequilibrio de tu energía masculina. 

Continúa la lista de ayer, el inventario de tu vida afectiva, pero esta vez haz el ejercicio de comparar ambas tablas y si, te sientes cómodo o cómoda, gradúa porcentajes. 

El equilibrio no está en 50 – 50, hay momentos y circunstancias de la vida donde una energía predominará sobre la otra. Mi hipótesis está en reconocer que estar siempre de un lado y no activar el otro puede crear escollos.

Generar tensión, sumisión, peleas, dolor.

En mi caso, para esta energía tuve menos etapas que la femenina. 
  1. Etapa de competitiva – overachiever (17-22)
  2. Etapa de me atrevo a compartir y darlo todo (22-23)
  3. Etapa del mundo está en mi contra, yo puedo sola (23-26)
  4. Etapa de me comprometo sólo si tú lo haces primero (27)
  5. Etapa de yo pongo las reglas (27)
  6. Etapa de construyamos un hoy juntos sin pensar en el mañana (28)
  7. Etapa de Parálisis (29)
Reconozco que no hoy no guardo recuerdos precisos del desequilibrio de mi energía masculina en relaciones fuera de mi primera pareja. Ahí marqué mi identificación con las demás. Sí fui muy competitiva a nivel laboral pero como amiga, vibraba más en el lado femenino y si tenía discusiones era por querer pasar más tiempo con mis seres queridos.
Cuando tuve mi primera relación de pareja fue que experimenté las dinámicas de poder, de ceder al otro en ocasiones y, en otras, aprender a imponer mi voluntad. En el laberinto sentimental que supuso el adiós, intenté compensar el dolor de haber perdido la persona más significativa en mi vida con un deseo de mostrarle al mundo que yo podía sola. Que de ahora en adelante, iba a ser la mujer maravilla (conste, a nivel laboral).
Para mi segunda relación, entré con los ojos más abiertos, testando las aguas y exponiendo mi corazón para que la historia se repitiese, igual que la anterior. Ya para la tercera, supe desde inicios que era una prueba de dar y recibir y así busqué construir, construimos las bases de un castillo que, literal de la noche a la mañana, se esfumó y volvió nada. Él se fue, a diferencia de los otros dos, sin una palabra, sin un adiós, sin un por qué. Hoy trabajo en sanar esa última relación y el hilo karmático que he arrastrado con mis ex parejas y mi familia pero ese será un relato para más adelante.
Ánimos, esta es la semana más dura del reto pero espero vayan viendo progreso.
Namasté,
N.

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