Gracias fracaso


¿Puede un fracaso ser una bendición?

Claro que es difícil ver el lado bonito de que no se den las cosas que más queremos pero sirven para enseñarnos que: 1) nuestros tiempos no siempre son los más perfectos y que 2) somos muy valientes por caminar (y luchar) por nuestros sueños. La certeza no está en la tierra sino en tu capacidad de andar firme (y flexible) por ella.

Los fracasos, al igual que los éxitos, son parte de nuestra historia. No tienen por qué ser o determinar nuestra historia completa.

En mi caso, la lista de fracasos personales y profesionales se fueron sumando a tal punto que dejé de soñar y confiar en el universo. Me costó tiempo y muchos procesos de aprendizaje espiritual comprender que sólo me hicieron más fuerte y que mi fuente de poder es más grande e increíble de lo que mi mente había imaginado.

Hoy doy gracias porque las caídas son temporeras y mientras más toca uno fondo, mejor despega a la hora de volver a alzar vuelo. Cierto es que, cuando uno decide no alimentar el drama y arraigarse en su verdad, la vida te pone maestros para ayudarte a levantar, te pone el viento y la dirección correcta para que puedas extender tus alas.

Te invito a reflexionar en los desvíos y los recuerdos de vivencias que te dejaron. A veces las oportunidades que más queremos no ocurren a nuestro tiempo sino cuando más estamos preparados.

Cuéntame, ¿qué fracasos agradeces hoy? ¿Cuáles te resultaron ser lo mejor que te pudo haber pasado?

 

1 comentario

  1. Nada es un fracaso si nos deja un aprendizaje.
    Como dice mi hermano, «El que tropieza no cae, avanza».

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