Mientras más documento la violencia de género en Latinoamérica, más descubro que:
- La paz no viene de afuera sino de adentro
- La paz no surgirá adentro si no hay un balance entre lo femenino y lo masculino (sea cual sea nuestro género, sexo o identidad)
- La paz no llegará a las mujeres si no incluyen a los hombres
- La paz no llegará a los hombres si sus madres no le enseñan a respetar a las mujeres
- La paz no vendrá a las sociedades si no construimos espacios seguros de diálogo para hombres deconstruir su masculinidad y abrazar la femeneidad
- La paz no vendrá a las sociedades si no educamos a las niñas y mujeres a usar su voz, adueñarse de su cuerpo y empoderarse como sujetas políticas
- La paz no llegará si tod@s consideramos que la vida es una «lucha eterna» y que la paz es un ideal inalcanzable
Hasta la fecha, he comprendido que la paz es un camino interior, no es una meta.
Que sólo recibiremos de otr@s la medida de paz y amor que hayan podido sentir hacia ell@s mism@s.
Y que habrá…
1) quienes le otorguen significados distintos,
2) quienes trabajen todos los días por alcanzarla y quienes la vivan sin el más mínimo esfuerzo
3) quienes prefieran la violencia para lograr ciertos fines
4) quienes justifiquen la violencia en aras de la seguridad
5) quienes permitan la violencia a todos los niveles por ignorancia o miedo, porque es más cómodo estar dormidos que arriesgarse a estar despiertos
6) quienes entiendan que la violencia es un condicionamiento de las relaciones humanas de poder y que la paz es una estupidez
Sin embargo, quizás las dos cosas que más me han calado muy hondo produciendo el mapa documental Ser mujer en Latinoamérica son:
- Un@ siempre tiene la elección (de vivir en sufrimiento, de vivir en paz, de victimizarse, de luchar contra el mundo, de ahogarse en la miseria, de empecinarse en la esperanza)
- Aprender y aceptar la dualidad de la vida, el ying yang porque nadie es isla. Siempre habrá quien te ayude, quien te sane, quien te quiera, quien te ame, quien te odie, quien te joda y quien te hiera (adrede o inconscientemente).
¿A qué hemos aprendido a llamarle vida? ¿Cuántas veces nos hemos cuestionado realmente nuestra forma de vivir? ¿Qué hemos hecho al respecto?
Atrevámonos a emprender nuestros propios caminos de descubrimiento del Ser. Permitámonos sentir, pensar y hacer, en justo balance como la alquimia de los elementos y si es posible regresemos al génesis.
La Madre Tierra nos espera.