Por Jorge J. Muñiz Ortiz | Invitado especial
Ya sea por herencia española, los puertorriqueños utilizamos muchas frases en nuestro lenguaje coloquial.
Una de esas frases que comúnmente usamos es «se fue lejos», al referirnos a algo brutal o único que hemos escuchado en alguna pieza musical, ya sea por su letra como por el ritmo que lleva el tema, o por algún evento excéntrico que atestiguamos.
Y eso mismo fue lo que hizo el rapero puertorriqueño Residente de manera literal en ambos planos y que plasmó y dirigió en su documental «Residente», que recientemente lanzó en Netflix, y cuyo trabajo rubricó en su primer disco como solista del mismo nombre.
La idea del documental provino cuando hace más de cinco años, René Pérez -nombre verdadero del artista- se hizo una prueba de ADN para identificar sus raíces ancestrales.
Los resultados llevaron a Residente a realizar un viaje por cuatro continentes en el que conectó con sus antecesores a través de la música, un recorrido narrado al milímetro en su más reciente propuesta.
El documental, que fue grabado durante dos años, lleva al protagonista a distintas regiones de Siberia, el Cáucaso, China, África Occidental, España, Inglaterra y Puerto Rico, dentro de una aventura global que sigue los pasos de sus antepasados.
«Todos los destinos me impactaron poderosamente de una forma u otra», comentó Residente previo a lanzar el proyecto genético-musical-histórico-cultural, como lo he descrito.
La película, en la que Residente es su narrador, arranca con una reflexión introspectivadel artista que revela cómo pasó de ser un estudiante de arte con problemas de atención a convertirse en el fundador del grupo más influyente de Latinoamérica, Calle 13, que dejó a un lado para este proyecto en solitario.
Según cuenta en el documental, el artista ganador de 27 Grammy Latinos comenzó su travesía «en la región más fría», Kyzyl, en el sur de Siberia (Rusia). De esta localidad ostenta el 6 % de su sangre, de acuerdo con el resultado de sus pruebas genéticas.
Residente prosiguió su travesía al Cáucaso, donde el artista se inspiró para escribir «Guerra» por los conflictos en dicha región e incluyó varios tambores regionales, así como el panduri (guitarra) de Georgia.
Tras su paso por el Cáucaso, el artista boricua se movilizó a China, donde nació la canción «Apocalíptico».
En China, de donde proviene el 6 % de su sangre, Residente rompió los esquemas musicales de la Ópera de Pekín para la grabación del tema. Además, para esta canción agregó dos órganos, uno en el Temple Church de Londres y el otro, en el Palau de la Música en Barcelona para darle un toque apocalíptico a lo que podría ser el futuro del mundo.
Y de China, pasó, como según resalta en el documental «al principio de la evolución humana, el continente más saqueado de Europa, África», de donde proviene el 10 % de su sangre.
Su paseo por el continente africano arrancó en Burkina Faso, al noroeste, tierra oriunda de Thomas Sankara, un militar conocido como el «Che Guevara africano», quien creía en la revolución armada contra el imperialismo y el capitalismo, y así Residente inspirarse en escribir «La sombra».
Luego de Burkina Faso, Residente prosiguió su camino a los otros países africanos Nigeria y Ghana, donde en este último el cantante compuso «Milo», nombre de su hijo y a quien le dedica el tema, el cual según contó se inspiró de un sueño que tuvo.
La travesía de Residente culminó donde inició su vida: Puerto Rico. Aquí escribió «Hijos del cañaveral», que incluye los coros de su hermana, «iLe» (Ileana Cabra), así como las participaciones de los músicos puertorriqueños Luis Sanz (cuatrista), Anthony Carrillo (bongó) y Daniel Díaz (tripandero).
De la isla caribeña se inspiró en la historia política, desde el proceso colonizador, pasando por la etapa estadounidense y luego destacó las luchas de los independentistas, entre ellas, la Masacre de Ponce, la «Revuelta de Jayuya» y el ataque nacionalista al Congreso en Washington D.C., el 1 de marzo de 1954.
Este documental, tan meticuloso y rebuscado por Residente, le abre el pensamiento a cualquier persona sobre lo grande que es el Planeta Tierra y la abundancia de culturas e historias que cada uno de los habitantes de este mundo ostenta.
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Sobre nuestro colaborador
Jorge J. Muñiz Ortiz es periodista puertorriqueño con más de una década de experiencia trabajando temas culturales, políticos y deportivos en Puerto Rico.
(Crédito de fotos de portada y nota: Netflix)
Me queda claro que nosotros, los mestizos americanos, podemos rastrear nuestras raices a todo el planeta. Ciudadanos de la tierra.