El día después: Una carta abierta por la recuperación de Puerto Rico


A los boricuas en el extranjero y nuestros amigos internacionales:

Dentro de lo posible, elevemos la vibración. Reemplacemos la impotencia por la certeza de que sus seres queridos están vivos y sanos. Que muy pronto podrán comunicarse con ellos una vez se reestablezcan las comunicaciones. Hay pocas explicaciones para fenómenos así pero alimentar miedos de que son castigos de Dios o un azote para Trump sólo genera más angustia a la psiquis individual y colectiva.

No seamos nosotros los que aportemos más dolor a nuestros seres queridos con todas las malas noticias que saldrán, tengamos tacto y sensibilidad a la hora de decirlas y compartirlas para evitar aportar a la histeria colectiva que no beneficia a NADIE.

Evitemos revictimizar una y otra vez a nuestro pueblo. Evitemos condenar la lentitud del personal gubernamental que arriesga su vida para arreglar las calles, restaurar la energía eléctrica, cuidar vecindarios y atender la salud de otros, a sabiendas de que quizás mientras ellos trabajan por los demás su familia está en igual o peores condiciones.

Nuestra gente necesita de nuestra ayuda. De mucha ayuda. Financiera, sí, pero principalmente emocional. Tenemos que prepararnos para apoyar con empatía y de manera constante a un pueblo que dejó de ser el que dejamos atrás y que tendrá que reinventarse.

Las próximas semanas esperen secuelas de estrés postraumático y desesperación social por las etapas de duelo ante las pérdidas de bienes materiales, estilos de vida y familiares. Cuando eso suceda, sirvan de aliento por más difícil que sea la tarea. Ayudémonos con luz y no aportemos desde afuera a que el espíritu de Puerto Rico se suma en una profunda oscuridad.

Si el sentimiento de impotencia les invade de sobremanera, hay muchas formas de ayudar. Done dinero, tiempo, artículos de primera necesidad a los organismos locales e internacionales de su preferencia. Si quiere hacer más, cree una coalición. Si le vuelve a dar el ataque de desesperación, vuelva a donar una y otra vez si le consuela en algo. Si no tiene recursos ahora mismo, difunda la información de ayuda entre sus redes para alcanzar a más personas. Si es creyente, ore. Si no lo es, busque visibilizar lo que ocurre para que llegue más ayuda internacional.

Sé lo difícil que es ver a nuestra isla destrozada pero tratemos de entender que nosotros elegimos estar afuera y que nuestro dolor y angustia no es ni una ínfima parte de la experiencia que vivieron todos ellos allá y que les toca vivir ahora.

Elijamos ser luz para ell@s, ahora más que nunca.

 

Algunas formas de ayudar aquí:

Caribbean Hurricane Maria and Irma Relief Fund, organized by Global Giving

MariaFund

Centros de acopio y Donaciones en Nueva York 

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