Colaboración escrita por Andrea García
Si tan solo las mujeres recordáramos el arte de fluir con nuestros ciclos naturales podríamos construir mejores relaciones no solo con nosotras mismas sino con nuestro entorno en general.
¿Te ha pasado que a veces tienes ese poder que parece invencible? Ese que implica querer comerte el mundo y sientes toda la valentía de ir por tus sueños y hasta estás bien amorosa y quieres abrazar a todo el mundo. Andas repartiendo sonrisas y regalando saludos pero sucede que unos días después empiezas a sentir un peso a tus espaldas, te sientes irritable, sientes una mezcla entre frustración y ansiedad, no le encuentras sentido a nada. Es más, sientes un nudo en la garganta, quieres llorar y no tienes motivo aparente entonces buscas a quien atribuirle tu aparente desdén y terminas generando roces en tus relaciones sin ninguna razón.
Déjame decirte que no estás loca, ni eres bipolar ni mucho menos tienes que consultar a un psicólogo, esta es tu naturaleza cíclica que te lleva cada mes a hacer un viaje emocional por diferentes fases como la luna. Si las llegas a conocer a profundidad, es decir, si te das el permiso de conocerte a ti misma y cómo reaccionas frente a cada fase, tendrás en tu poder la varita mágica para mejorar todas tus relaciones incluyendo la tuya y la que tienes con los demás.
Por mucho tiempo las mujeres hemos tenido conflictos para interactuar con otras mujeres de una manera auténtica y amorosa, siendo esto un reflejo de la relación que tenemos con nosotras mismas y con nuestra naturaleza (ojo que no estoy diciendo que siempre es así). Sin embargo, cada vez escucho más y más mujeres que sienten competencia con su género y un sin número de dificultades para generar verdaderas relaciones de hermandad entre ellas mismas, descartando con esto la posibilidad de hacernos cada vez más fuertes y poderosas al compartir con «sororidad”, término acuñado por la antropóloga mexicana Marcela Lagarde.
La palabra sororidad se deriva de la hermandad entre mujeres. Al percibirse como iguales pueden aliarse, compartir y, sobre todo, cambiar su realidad debido a que todas, de diversas maneras, vivimos experiencias muy similares con nuestros ciclos mismos y con la opresión que en algún momento hemos experimentado. De acuerdo con Lagarde, en un texto sobre cultura feminista, las francesas, como Gisele Halimi, llaman a esta nueva relación entre las mujeres sororité, del latín sor, cuyo significado es hermana. Las italianas dicen sororitá, y las feministas de habla inglesa la llaman sisterhood. Sin embargo, la acepción para esos vocablos es la misma: «amistad entre mujeres diferentes y pares, cómplices que se proponen trabajar, crear y convencer, que se encuentran y reconocen en el feminismo, para vivir la vida con un sentido profundamente libertario», según palabras de Lagarde.
Asimismo, la antropóloga explica que la sororidad comprende la amistad entre quienes han sido creadas en el mundo patriarcal como enemigas, es decir las mujeres, y entendiendo como mundo patriarcal el dominio de lo masculino, de los hombres y de las instituciones que reproducen dicho orden. Agrega que la sororidad está basada en una relación de amistad, pues en las amigas las mujeres encontramos a una mujer de la cual aprendemos y a la que también podemos enseñar, es decir, a una persona a quien se acompaña y con quien se construye.
Habla también de que en esta relación, unas son el espejo de las otras, lo que permite a las mujeres reconocerse «a través de la mirada y la escucha, de la crítica y el afecto, de la creación, de la experiencia» de otras mujeres. Por ello, afirma que en la sororidad se encuentra la posibilidad de eliminar la idea de enemistad histórica entre mujeres.
Si deseas saber indagar un poco más en el tema de la naturaleza femenina te recomiendo dos libros que, desde mi punto de vista, son un gran material para empezar ese camino que nos conduce a descubrir los tesoros que están dentro de nosotras:
- LUNA ROJA, Miranda Gray.
- MUJERES QUE CORREN CON LOBOS, Clarissa Pinkola Estés.
Y por último esta novela que te hará entender la importancia de volver a sentarnos en círculos de mujeres a compartir desde el Amor, desde la Sororidad.
- LA TIENDA ROJA, Anita Diamant
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Andrea García es terapeuta en sexualidad sagrada y empoderamiento femenino. Andrea es colombiana y ha trabajado con cientos de mujeres en diferentes países como Guatemala, Perú, Colombia y México. Puedes seguir su trabajo aquí.
También te invitamos a ver aquí la entrevista en vídeo, parte del mapa documental Ser mujer en Latinoamérica.