Isabel Pérez es una periodista española que, actualmente, cubre el conflicto en Gaza. Hace un año y medio que vive y trabaja allí, fungiendo como corresponsal para una cadena de televisión iraní, HispanTV. Esta es su historia.

Por Natalia A. Bonilla Berríos | @nataliabonilla
“A los 25 años cogí la maleta y me fui a Egipto”, recuerda la joven quien, luego de terminar estudios de licenciatura en la Universidad Complutense de Madrid, luchó por encontrar empleo como reportera independiente. Para aquél entonces, explica, optó por emigrar al darse cuenta que el periodismo independiente “ha muerto” en su país.
Estuvo cuatro años en Egipto, aprendiendo árabe y el Islam. Poco tiempo después que decidió mudarse a Irán, un país técnicamente desconocido para ella y el mundo occidental, estalló la Primavera Árabe en la región. “Ya se intuía que la época Mubarak iba a terminar y que llegaban los aires de Túnez”, por lo que las protestas que comenzaron en el 2011 no la tomaron por sorpresa.
En Irán, estudió la lengua y cultura persa. Al poco tiempo, sometió una candidatura a HispanTV, medio televisivo de habla hispana, que iba pronto a abrir sus operaciones en Tehrán.
“Poco a poco me situaron en corresponsalía, es decir, en la mesa de corresponsales coordinando la red de corresponsales de HispanTV que bueno, hoy día cuenta con mas de 40 corresponsales en el mundo. Allá en Irán estuve un año y tres meses hasta que me traslade aquí a la Franja de Gaza”, relata.
Al abordar sus días cubriendo la zona, destaca que “la verdad es que, todavía seguimos con la cobertura de la Primavera Árabe. Desde el punto de vista de Palestina, que es donde estoy ahora viviendo, la Primavera Árabe se vivió como una esperanza. Los palestinos pensaron que los pueblos árabes, sus líderes representándolos en la Liga Árabe iban a apoyar la causa palestina. Pues finalmente no ha sucedido y se ha perdido toda esperanza en Palestina”.
Uno de los mayores retos que ha enfrentado ha sido mantener la vida personal lejos de su faceta profesional. Y es que Isabel ha formado una familia en Gaza, por lo que intenta siempre mantener la noticia lejos de las emociones individuales y luchar contra la autocensura, residiendo en un territorio que sufre constantemente ataques por parte del ejército israelí y de grupos opositores palestinos.
“Cuando tú estás haciendo una entrevista a las víctimas, a los pocos minutos, los sentimientos de estas personas afloran ¿y qué hacen?: lloran. Yo estoy aquí también sufriendo porque no puedo salir de la Franja de Gaza, llevo un año y cuatro meses sin poder salir y yo entiendo muy bien el sentimiento de encierre pero claro, por el momento, yo no puedo entender que un familiar mío sea asesinado por un bombardeo”, reflexiona.
Cuenta que, graba esas entrevistas, no por el morbo que pueda causar a los televidentes, sino porque es su manera de realizar activismo y reportar las condiciones en que viven estos seres humanos y lograr que haya más ayuda internacional.
Canaliza todas las energías negativas provenientes de su quehacer periodístico, escribiendo en su blog Gazeitunas.
Formado por dos palabras, Gaza y aceitunas, describe su página con un planteamiento simple y convincente que lee como sigue: “Gaza y aceitunas, ya que las aceitunas (los olivos, el aceite) es el exponente común para todos los habitantes de Gaza. Hace años, la Franja exportaba aceite de oliva y citricos a paises arabes y europeos. Hoy, con el bloqueo israelí, no solo no puede exportar sino que el ejercito israelí ha arrasado y confiscado el 35% de la tierra cultivable de la Franja de Gaza, sobre todo las zonas con olivos y naranjos”.
“Estás en una cuerda floja”, dice sin más. Así describe vivir en Gaza, un lugar donde planear el mañana no es viable porque a minuto se vive. Ésa es la certeza que hay.
“Eso es algo que he aprendido en el Oriente Medio. Pensar en el ahora, nunca en el después, ni en el mañana. Ni siquiera pensamos en unas horas porque no sabemos que es lo que va a suceder, nunca se sabe”.
Y es que de cierto modo, por años Isabel se ha jugado su vida, evaluando oportunidades, creándolas y asumiendo riesgos para crecer como persona y periodista.
Bajo la premisa, “será lo que tenga que ser”, se despide cordialmente de mí dejando la sensación agridulce de que éste ha sido un verdadero encuentro único.
Este escrito forma la primera parte de una serie de reportajes sobre periodistas en el mundo a publicarse en el Centro para la Libertad de Prensa de Puerto Rico.